El
idioma analítico de John Wilkins
Jorge Luis Borges
Jorge Luis Borges
(...)
Todos, alguna vez, hemos padecido esos
debates inapelables que una dama, con acopio de interjecciones y de anacolutos
jura que la palabra luna es más (o menos) expresiva que la palabra moon.
Fuera de la evidente observación de que el monosílabo moon es tal vez
más apto para representar un objeto muy simple que la palabra bisilábica luna,
nada es posible contribuir a tales debates; descontadas las palabras
descompuestas y las derivaciones, todos los idiomas del mundo (sin excluir el
volapük Johann Martin Schleyer y la romántica interlingua de Peano) son igualmente
inexpresivos. No hay edición de la Gramática de la Real Academia que no
pondere "el envidiado tesoro de voces pintorescas, felices y expresivas de
la riquísima lengua española", pero se trata de una mera jactancia, sin
corroboración. Por lo pronto, esa misma Real Academia elabora cada tantos años
un diccionario, que define las voces del español... En el idioma universal que
ideó Wilkins al promediar el siglo XVII, cada palabra se define a sí misma.
Descartes, en una epístola fechada en noviembre de 1629, ya había anotado que
mediante el sistema decimal de numeración, podemos aprender en un solo día a
nombrar todas las cantidades hasta el infinito y a escribirlas en un idioma
nuevo que es el de los guarismos; también había propuesto la formación de un idioma
análogo, general, que organizara y abarcara todos los pensamientos humanos.
John Wilkins, hacia 1664, acometió esa empresa.(...)
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